lunes, 23 de enero de 2017

PLANTAS CRASAS EUROPEAS

 

Siempre que entramos en un vivero a comprar alguna planta suculenta, nos encontramos con un más o menos amplio surtido de plantas crasas exóticas como las Aptenia, Echeveria, Haworthia, Carpobrotus,... Y las elegimos de entre las disponibles, a parte de por su interés ornamental, obviamente, por su resistencia al frío sobre todo, el gran limitante en nuestras latitudes (Centro de España).
Las siemprevivas se adaptan perfectamente a las rocallas calizas

Sin embargo, existen a pocos kilómetros de las grandes ciudades otras plantas crasas autóctonas,  que sin duda merecen un puesto en nuestros jardines y balcones, que tienen la enorme ventaja de estar totalmente adaptadas climáticamente a nuestro entorno.

SEMPERVIVUM

Es un género muy parecido al exótico Jovibarba, pero en contraposición con éste, es una género orófilo (vive en las montañas) que aguanta intensos fríos sin problema. 

 
 La floración sólo ocurre una vez en cada planta, puesto que la planta es plurianual (es decir, muere tras la fructificación). No obstante, se propagan muy activamente de forma vegetativa, así que no se perderá la planta.

Las floraciones en ocasiones no son muy vistosas, ya que suelen abrir por turnos en cada inflorescencia, pero la gran cantidad de cromatismos de ciertas variedades, cambiantes a lo largo del año, la permiten ganarse un puesto privilegiado en el jardín o terraza.


Es muy promiscua botánicamente hablando, y se hibrida muy frecuentemente con especies e su mismo género, de modo que, aunque tenga mucha trascendencia en los inventarios botánicos la especie concreta de que se trate, por sutiles diferencias fruto de encontrarse cada población aislada genéticamente, a nivel ornamental sólo voy a distinguir dos grupos; Grupo tectorum y Grupo arachnoideum.

 Grupo tectorum:

Un hormiguero tampoco presenta ningun problema para ellas
 Son las más fáciles de encontrar, disposicion de hojas en roseta aparentemente lampiñas, pegadas al sustrato y con tendencia a emitir hijuelos basales cortamente unidos por un tallo a la planta madre. En este grupo se encontrarían S. tectorum, S. calcareum, S. vicentei,... 

Es el grupo mas rústico por lo que he comprobado en estos años de cultivo, si bien, todas las especies son muy duras. A las de este grupo no las han atacado siquiera los limacos en más de diez años.




Grupo arachnoideum:

 Crecen de forma natural en los Pirineos, y les afecta de forma más acusada el calor que al anterior grupo (según mi experiencia de cultivo).
Posee una vellosidad que une el ápice de cada hoja con las contíguas y asemeja una tela de araña, de ahí su nombre científico S. arachnoideum.

Emiten los hijuelos desde la base con tallos medianos a bastante largos según variedad.
Son atacadas algunas veces por los limacos y a veces los hijuelos son devorados por los mirlos. (todas estas comparaciones son cultivando las diferentes especies juntas).

 

 CULTIVO

Son especies que únicamente necesitarán algún cuidado en el año de plantación o enraizado, ya que se adaptan perfectamente al clima. Necesitan poca agua y es fácil saber si necesita o no agua, ya que se cierran con stress hídrico y se abren mucho con exceso de agua. En exterior no es necesario regar una vez aclimatadas, aunque en los últimos meses de verano se encierran en sus hojas exteriores secas y tienen mal aspecto, en otoño lucen en su plenitud de nuevo.

En cuanto a la exposición, en una terraza, que sólo tendrá ciertas horas de sol directo al día, cuanto más le dé, mejor. Pero en exterior prefieren una exposición Este o Noreste, que le de un respiro de insolación por la tarde la sombra de una valla, o de un árbol por ejemplo.

Próximamente veremos los Sedum, otro grupo muy adaptable y ornamental

martes, 24 de mayo de 2016

INICIACIÓN AL CULTIVO DE CACTUS

En los últimos años muchos comercios han empezado a dedicar un pequeño espacio en su establecimiento para la venta de cactus. Las plantas ofertadas, cada vez es menos frecuente que se encuentren moribundas y con flores pegadas en su ápice, además, cada vez se encuentran más especies diferentes sin necesidad de recurrir a viveros especializados.

Un centro con ejemplares jóvenes. De izquierda a derecha y de arriba a abajo; Ferocactus glaucescens, Chamaecereus sylvestrii, Gymnocalycium bruchii, Rebutia spp y Sulcorebutia rauschii, y Gymnocalycium baldianum.

Una pregunta habitual al comprarlos es: ¿Este cactus echará flores?
Pues bien, si se le dan unas buenas condiciones de cultivo (necesidades de luz, sustrato drenante en gran parte mineral, respetar el parón vegetativo,...) y se trata de un ejemplar maduro, sí debería florecer. 

En relación a este tema conviene tener en cuenta lo siguiente:

- Los cactus de tamaño reducido que están rodeados de hijuelos, en general, alcanzan rápidamente la madurez, por ejemplo los pertenecientes a los géneros Rebutia, Sulcorebutia, Mammillaria, Chamaecereus, Lovibia, ...

Mammillaria bocasana y Stenocactus sp.
- Muchos de los que tienen forma achatada y suelen crecer de forma individual también, como los pertenecientes a los géneros Gymnocalycium, Stenocactus, Astrophytum, Lophophora (algunas crecen agrupadas). No obstante, otros que tienen forma globosa pero alcanzan grandes tamaños, tardan varios años en comenzar su floración, como Ferocactus o Echinocactus.

Ejemplar inmaduro de Parodia lenninghausii



- Por último, los cactus columnares, salvo algunas excepciones (como por ejemplo algunos Echinocereus), tardan en florecer varios años. En este grupo se encuadran cactus habituales en las tiendas como algunas especies de los géneros Trichocereus, Parodia (algunas son globosas), ...


 Las temperaturas mínimas hay que tenerlas en cuenta a la hora de elegir expecies si no podemos procurarles en invierno una zona resguardada, sin embargo, es importante para la mayor parte de las especies respetar el parón vegetativo de invierno con temperaturas por debajo de los 10º y sin ningún aporte de agua (aunque ciertas especies poseen tolerancia al frio con humedad).


 Algunos géneros tolerantes a las heladas pasajeras son Echinopsis, Trichocereus, Opuntia, Cylindropuntia, Ferocactus, Echinocereus (algunos),  Rebutia y Sulcorebutia

Lophophora williamsii en flor
 Ciertas especies con la raíz engrosada (napiforme) como, por ejemplo, las Sulcorebutia, las Lophophora, ... tienden a padecer pudrición del cuello de la raíz con más facilidad, por tanto, es recomendable tener en las capas altas del sustrato una mezcla muy mineral o sólo mineral, con muy baja capacidad de retención de agua, para evitar la aparición de hongos.

Otra opción de fácil ejecución es el injertado de estas especies sobre cactus más resistentes a la humedad, que se debe realizar con ambos ejemplares a unir bien hidratados, realizando un corte transversal en cada uno y fijando sobre el más resistente el problemático (ligeramente desplazado hacia algún lado, no centrado completamente), con la ayuda de gomas elásticas durante 10 ó 15 días. El injerto vigoriza notablemente al cactus injertado.
Sulcorebutia rauschii var. violacidermis injertada sobre Echinopsis multiplex. De izda. a dcha, el día que lo realicé, 21 días después, y 1 mes y medio desde el injertado.

jueves, 31 de marzo de 2016

¿Lithops forma monstruosa?

Esta pequeña entrada es para contar algo que no parece ocurrir todos los días, aunque ya leí acerca de ello con anterioridad, pero antes de nada una pequeña introducción.

Los Lithops, o piedras vivas son unas pequeñas plantas crasas africanas de escaso crecimiento de la familia Aizoaceae, como el invasivo y bien conocido Carpobrotus edulis. 

Necesita un sustrato con baja capacidad de retención de agua, pobre en nutrientes, y, a ser posible, bastante suelto (esto facilita su división). Además necesita muy poca agua en su periodo vegetativo (primavera-otoño) y nada de agua en invierno. No se puede regar en verano en días muy calurosos con sol directo porque puede estallar.

División de Lithops. Aún se aprecian las hojas del individuo original deshidratándose en la base

 
Estas plantas germinan fácilmente a humedad constante
Se reproduce asexualmente dividiéndose (habitualmente) en dos individuos, que aparecerán de entre sus dos hojas carnosas en primavera, dispuestos perpendicularmente al original. Esta división no ocurre todos los años. Sin embargo, como los ejemplares con múltiples cabezas son más apreciados, no se suelen dividir y se recurre a la reproducción por semilla.

Yo mantengo actualmente esta especie sobre arena de piedras de granito meteorizadas mezclada con un pequeño porcentaje de fibra de coco en la parte inferior de la maceta para conseguir algo de retención de humedad. 

Esta primavera 2016, un Lithops fulviceps var. aurea que llevaba conmigo sólo un año, ha decidido dividirse de una forma extraña, bajo estas líneas dejo su evolución.

 
Según crezca iré poniendo su evolución, ¿Cómo mudará el año que viene?

lunes, 29 de febrero de 2016

INJERTOS DE FRUTALES

En esta ocasión voy a intentar despejar algunas dudas que he leído en foros respecto de este tema.

El injerto es la unión de dos plantas diferentes, con intereses ornamentales (p.e. plantas de hojas variegadas), productivos (el caso de los frutales y hortalizas), o incluso para preservar un fenotipo especialmente adaptado a una zona (algunas repoblaciones forestales).

En esta unión, tenemos:

Se puede realizar el injerto incluso cuando el patrón sea una plántula recién germinada. Arriba, almendro amargo obtenido de semilla con menos de 1 mes, injertado con la variedad "Guara".
Un patrón o portainjerto, del que nos interesan las raíces y, comúnmente, también parte del fuste o tronco. Puede ser una planta joven o madura. Una planta obtenida de la semilla de un fruto puede servir de patrón, en este caso se llama patrón franco.

Y una variedad o injerto, del que nos interesa la parte aérea debido al sabor, textura, color de sus frutos, y a la producción, y época de floración y fructificación. Tiene que ser una planta madura en el caso de los frutales.

Dicho esto, es conveniente seleccionar un patrón lo más adaptado posible al terreno donde se va a plantar, teniendo en cuenta el pH (ácido o básico), la textura (arcilloso, limoso, arenoso), y la cantidad de agua que va a recibir, y que sea muy compatible con la variedad que queremos injertarle en el caso de que lo vayamos a hacer nosotros (dentro de la misma especie no hay problema, por ejemplo; cerezo franco con cerezo "Navalinda"). La variedad debe escogerse teniendo en cuenta su periodo de floración (escogiendo tardías en zonas con riesgo de heladas tardías y pudiendo escoger tempranas en climas más templados), y su resistencia a plagas y enfermedades concretas que pueda haber en la zona.

En ocasiones el injerto puede permitirnos cultivar variedades en un terreno en el que no podrían desarrollarse en sus propias raíces. Arriba, injerto de cerezo (Prunus avium) sobre cerezo japonés (Prunus serrulata) con 1 mes de diferencia. El cerezo japonés (patrón) hace posible que la planta pueda cultivarse hasta pH 8,5.
 Tras esta breve introducción, vamos con las preguntas:
Si he sembrado una semilla de un frutal, ¿tengo que injertarlo para que dé fruto?
  • No.  El frutal acabaría dando fruto en cualquier caso, sin embargo, injertándolo este tiempo de espera se reduce considerablemente. 
Si siembro la semilla de una buena fruta, ¿el frutal que me salga dará sin injertarlo frutos de la misma calidad? 
  •  No. El frutal nacido de una fruta de calidad muy seguramente no dará buen fruto, es cuestión genética. Hay una pequeña posibilidad de que sea un fruto de buena calidad, y de hecho, es así como surgen nuevas variedades, aunque para esto se suele forzar la polinización entre variedades interesantes y los ensayos se llevan a cabo con miles de plántulas.

  • Sin embargo,  existe un caso en el que la planta resultante de germinación es idéntica a la planta madre, las semillas poliembriónicas. Si cogéis las semillas de un cítrico (que es una familia en la que es frecuente este fenómeno), como una naranja o un limón, al quitarles la piel que las recubre vereis que algunas tienen 2 ó 3 embriones con sus respectivos cotiledones; germinando estas semillas obtendréis una planta idéntica a la que dió la fruta que comisteis.
Tengo un frutal que florece pero no me da frutos o da muy pocos. ¿Qué puedo hacer?
  •  Suponiendo que la variedad esté adaptada al clima (no se le hielen las flores por heladas tardías, ni tire el fruto recién cuajado por calor excesivo por ejemplo), puede ocurrir que no dé fruto por falta de polinización, ya que algunas variedades (sobre todo antiguas) no se pueden autofecundar; ocurre a menudo con cerezos, perales, manzanos, groselleros negros,... La solución es o poner otro frutal de la misma especie, o injertar alguna rama. En cualquiera de los dos casos es muy importante que no sea de la misma variedad, ya que dos árboles de la misma variedad son exactamente la misma planta. Hay que asegurarse de que ambas variedades tengan un periodo de floración parecido.
¿Puedo en un mismo árbol tener todo tipo de frutos injertando varias ramas? 
  •  No. Hay ciertos problemas de compatibilidad. Centrándonos en los frutales de la familia Rosaceae, que son los más extendidos en climas templados, existen 2 grandes grupos de especies dentro de los cuales existe compatibilidad con la mayor parte de variedades; frutales de hueso (cerezo, guindo, ciruelo, endrino, melocotón, nectarina, platerina, paraguaya, almendro, albaricoque,...), y frutales de pepita (manzano, níspero, peral, acerolo, membrillo,...), con excepciones en ambos grupos: Cerezo sólo con Guindo u otro Cerezo y viceversa, y Manzano sólo sobre otro Manzano, hablando en líneas generales (ya que con determinadas variedades de otras especies sí es posible). Es decir, se puede tener un árbol que dé varios tipos de fruto con ciertas limitaciones, y será necesario controlar mediante podas las variedades que presenten mayor vigor para no perder las demás.
 En el próximo post explicaré detalladamente cómo realizar un injerto de una forma fácil, cualquier duda, comentario o aporte se agradece!

jueves, 21 de enero de 2016

FRUTALES EN JARDINES

Con mucha frecuencia, los árboles frutales entran a formar parte de los pequeños jardines particulares, y, debido al desconocimiento del manejo de este tipo de cultivos, las producciones de fruta son muy bajas, de muy poco tamaño, o incluso inexistentes. Lo habitual es pensar que la planta no produce cosecha porque no está bien adaptada al clima o al suelo, pero, en muchos casos, se debe al desconocimiento acerca de la poda principalmente.

Al realizar la poda de formación, intentaremos en la medida de lo posible mantener una estructura que permita la fructificación sin perder valor ornamental.
Para empezar, es necesario identificar los tipos de ramas que existen en estos árboles, que son algo diferentes en frutales de pepita (manzano, peral, membrillero, acerolo,...), que en frutales de hueso (ciruelo, almendro, endrino, albaricoquero, ...). Como generalidad, para todos ellos las yemas de madera son más bien puntiagudas y finas, y las de flor más bien redondeadas, en los frutales de hueso comúnmente en grupos.

FRUTALES DE PEPITA 
Las principales formaciones son las siguientes:
Dardo: Pequeña ramita de menos de 8 cm de longitud con una yema de madera en su extremo.
Lamburdas en peral "Blanquilla"
Lamburda: Tiene una longitud similar a la del dardo y en su extremo porta una yema de flor. Además, frecuentemente la ramita está engrosada, con un embolsamiento.
Brindilla: Son ramitas de unos 20 cm de longitud máxima, pueden portar o no una yema de flor en su extremo y tienen yemas de madera a lo largo de su longitud.
Ramo: Son ramas de crecimiento vegetativo, sus yemas se encuentran sentadas y separadas unas de otras.
Brotes chupones: tienen un crecimiento muy activo en longitud y grosor, son verticales, y sólo tienen yemas de madera.
Sierpes: Brotes de cepa, desde la base del tronco.
* El níspero japonés (Eryobotria japonica) es también un frutal de este grupo, pero no presenta las mencionadas formaciones en su ramaje por ser perennifolio. Su fructificación ocurre en los extremos de sus ramas.
FRUTALES DE HUESO
Las principales formaciones son:
Dardo: Pequeña ramita de menos de 8 cm de longitud con una yema de madera en su extremo .
Brindilla: Son ramillas de hasta unos 20 cm de longitud, delgadas, que poseen yemas de flor en toda su extensión y pueden tener una yema de madera en su extremo.
Ramilletes de mayo en cerezo
Ramillete de mayo: De hasta 8 cm de longitud. Tienen varias yemas de flor en su extremo.
Ramas mixtas: De gran crecimiento, habitualmente tienen en su parte inferior yemas de flor y en la superior, yemas de madera.
Brotes chupones: tienen un crecimiento muy activo en longitud y grosor, son verticales, y sólo tienen yemas de madera.
Sierpes: Brotes de cepa, desde la base del tronco.

PODA
 
Hay que distinguir entrela poda de invierno y la de verano.
Poda de verano: O poda en verde, desde la brotación a la caída de las hojas, preferiblemente tras la recolección del fruto.
Poda de invierno: Se realiza desde otoño a finales de invierno, a ser posible fuera del periodo de heladas, o antes de la floración, o con la caída de las hojas en otoño. No obstante, no conviene podar pronto en otoño debido a que se puede estimular una brotación si las semanas posteriores fueran más templadas.
Brindilla coronada en peral
En la poda de verano, se eliminarán desde el momento en que aparezcan todos los brotes chupones y las sierpes.
También se pueden realizar despuntes en los ramos y las ramas mixtas con la finalidad de que aparezcan respectivamente lamburdas y ramilletes de mayo, dardos o brindillas.

En la poda de invierno, se eliminarán todas las ramas que crezcan hacia el interior del árbol para favorecer la insolación, y las corrientes de aire por el interior, que disminuirán las plagas (orugas, ...) y enfermedades (hongos como oidio, roya,...).

Ramilletes de mayo en albaricoque "Moniqui"
Se respetarán siempre los dardos, lamburdas y ramilletes de mayo, donde se concentrará la producción, y se seleccionarán las brindillas más gruesas y mejor posicionadas, cortando el resto (ya que quiebran con facilidad con el peso de la fruta y si son abundantes, reducen el calibre de la misma).
Se escogerán las ramas mixtas y ramos mejor posicionados y se cortarán conservando entre 1/3 (las más largas) y 2/3 (las menores) de su longitud para fomentar la aparición de brotes cortos de floración. El resto se cortarán desde la base.


Brindillas y ramilletes de mayo en flor de ciruelo mirabolano





A parte de la poda, hay ciertos frutales como el cerezo o muchas variedades de peral y almendro, que necesitan tener en las proximidades otro árbol de la misma especie y distinta variedad que florezca al mismo tiempo, esto se puede conseguir injertando en un mismo árbol patrón 2 variedades de la misma especie de frutal (p.e. peral "Blanquilla" y peral "Castell").





Para finalizar, es buen momento para la mayor parte de los frutales para coger púas para injertar otros árboles frutales, siendo buenas para

ello las ramas mixtas recogidas de la poda. Se deberán envolver en papel film y guardar en la nevera hasta que comience a hinchar sus yemas el arbol patrón a injertar. 
Próximamente hablaré de este tema.




sábado, 26 de diciembre de 2015

REUTILIZACIÓN DE KITS DE CULTIVO DE HONGOS COMESTIBLES II

Como lo prometido es deuda, en esta ocasión voy a pasar a comentar mis experiencias con la reutilización de kits de cultivo de hongos comestibles con troncos procedentes de restos de poda.

Con la llegada del invierno es común que se lleven a cabo tareas de mantenimiento en el arbolado de zonas urbanas aprovechando el parón vegetativo. Si bien es cierto que es más adecuado esperar a realizar estas tareas cuando ha pasado el periodo de heladas fuerte, desde diciembre hasta principios de marzo no resulta muy complicado encontrar maderas adecuadas para el cultivo de hongos saprófitos (descomponedores de materia orgánica) al pie de los árboles podados o en los apartaderos de residuos orgánicos, en urbanizaciones de la periferia de los núcleos urbanos.


Lo primero de todo es, como no, asegurarse de que el destino de esa madera es el vertedero (para no entrar en conflicto con nadie), y después asegurarse de que se trata de una especie apta; la más recomendable, la de chopo (Populus nigra, Populus x canadensis, o Populus alba principalmente). No debemos coger madera que lleve varios meses cortada porque es muy probable que esté siendo colonizada ya por otro hongo.

Una vez tengamos nuestro leño, escogiéndolo a ser posible entre 20-30 cm de grosor y de un mínimo de 50 cm de longitud, lo guardaremos para su posterior utilización.

Por otro lado, con una pequeña porción de sustrato infectado con el hongo, procedente del kit comercial, cultivaremos el micelio en extracto de malta agar casero (como se explicó en el anterior post), para estimular su crecimiento y aislar al hongo de otros posibles microorganismos que se hubieran instalado en el kit.

Posteriormente, pondremos a cocer trigo en grano tomando como medida aproximadamente la tercera parte del bote de mermelada vacío que vayamos a usar (al cocer dilata), teniendo cuidado de que los granos queden algo duros, sin llegar a romperse por sí solos. Una vez que se ha alcanzado esta textura, se introduce en el bote de mermelada y se le coloca una tapa con filtro de algodón y se deja al baño maría en olla a presión durante media hora.

Al día siguiente, con el bote ya a temperatura ambiente, introducimos con la ayuda de unas pinzas esterilizadas a la llama, varias porciones de micelio procedente del bote en el que lo hicimos crecer sobre extracto de malta agar casero, intentando abrir el bote con trigo por el lado contrario a nuestra respiración (para evitar contaminaciones). Para que crezca de una forma más homogénea, se puede agitar el bote cerrado para que las porciones de micelio se distribuyan mejor entre el trigo.



Tras esto, sólo queda dejar el bote en un lugar oscuro a unos 20ºC de temperatura hasta que todo el bote esté blanco por el crecimiento del hongo. El micelio llega incluso a producir primordios, pero, al menos en mis experiencias, nunca llegan a desarrollarse hasta un tamaño aprovechable.

Posteriormente, con la ayuda de un taladro, perforaremos la madera de chopo en varios puntos a una distancia máxima de 20 cm en longitud por al menos 2 lados de la troza seleccionada y a continuación, introduciremos en las perforaciones con cuidado el trigo con micelio utilizando guantes de nitrilo xa ello desinfectados con alcohol al 70%.

Una vez hayamos introducido el trigo infectado, sólo queda tapar con algo que lo contenga allí (parafilm, cinta aislante, film transparente), encerrarlo en una bolsa para evitar pérdidas de humedad, y dejarlo incubar a unos 20ºC en oscuridad.

Transcurridos unos 3 meses, el tronco estará cubierto de micelio blanco en toda su superficie, retiraremos la bolsa y lo llevaremos a un lugar iluminado, sin sol directo, y con una humedad alta (mínimo del 70%). No tardarán en aparecer las primeras setas y, aunque se consigue mucha menor producción que sobre café o paja, se mantiene durante al menos dos temporadas. 

¡Espero que haya sido de utilidad y comentéis vuestras experiencias!

viernes, 11 de diciembre de 2015

REUTILIZACIÓN DE KITS DE CULTIVO DE HONGOS COMESTIBLES I
 
Con la llegada del otoño, algunos viveros venden pequeños kits de cultivo, de champiñón y seta de ostra principalmente, en los que lo único que hay que hacer es proporcionar a la caja un espacio con claridad (sin sol directo) y con la humedad elevada para conseguir que el hongo "florezca" y nos dé nuestras propias setas.



La facilidad de manejo unida al crecimiento realmente rápido de las setas desde que comienzan a aparecer hacen de estos kits una modalidad de huerto urbano muy interesante, además de un buen reclamo para que los más pequeños se interesen por la naturaleza.



Cuando me hice con uno de estos kits, (Pleurotus citrinopileatus) me sorprendió lo poco que tardaron en aparecer las setas, sin embargo, a las pocas semanas el micelio comenzó a agotar los nutrientes que obtenía de la paja pasteurizada y dejó de producir setas, mientras se iba reduciendo.

Aprovechando que el micelio aún estaba vivo, elaboré un extracto de malta agar casero para no perder el cultivo con:

1/3 de cerveza
2/3 de agua del grifo
15 gramos por litro (aproximadamente) de agar* en escamas

*El agar se usa como gelificante en laboratorio frecuentemente y es fácil de encontrar en herbolarios a precio asequible.

Para prepararlo, se calienta en una olla hasta que hierve y se apaga el fuego. Posteriormente, cuando ha perdido temperatura, pero sigue siendo totalmente líquido, se introduce en un bote de cristal de los de mermelada hasta cubrir sólo medio cm.

La tapa del bote se perfora en el centro y se introduce un algodón a presión, dejándolo asomar ligeramente por ambos lados. De este modo existirá intercambio de gases entre el interior y el exterior del bote sin riesgo de contaminación exterior.

A continuación, se introduce el bote cerrado en la olla a presión al baño maría durante media hora y se deja enfriar y solidificar en su interior, a ser posible, esperando al día siguiente para abrirlo, ya que, si la olla sigue caliente, cuando se abra, la diferencia de presión hará que hierva el medio de cultivo.

 

Finalmente, se introduce con la ayuda de unas pinzas (previamente esterilizadas al fuego) una pequeña muestra de micelio del kit y se deja en un lugar oscuro a unos 20ºC de temperatura. Una semana después habrá crecido por la superficie del medio, y tendrá un aspecto fibroso o algodonoso y color blanquecino.

 Es posible que surjan contaminaciones de otros microorganismos en el bote, en ese caso, descartarlo y repetir el proceso es la mejor opción. Para minimizar este riesgo yo entreabro el bote siempre por el lado contrario a mi respiración y enciendo una vela a ese lado (a falta de mechero de alcohol jeje) para crear una zona más aséptica.

 


Cuando el hongo ha ocupado la superficie del medio, se extrae una porción rectangular de hongo+medio con la ayuda de un cuchillo también estéril y se introduce en una bolsa (a ser posible transparente) con un par de posos de café recientes pero fríos y desmenuzados que posteriormente se compacta un poco y se cierra. Lo ideal sería esterilizarlos, pero he comprobado que estos hongos (Pleurotus spp.) crecen suficientemente rápido como para evitar que otros microorganismos aparezcan.

Cuando los posos estén blanquecinos, ya invadidos por el hongo, se añaden unos pocos más y se va repitiendo el proceso según los coloniza el hongo. En 2 meses se puede tener una bolsa de más de un kilo llena de micelio. Cuando creamos que la cantidad es suficiente (yo espero a que pese unos 3 kg), se coloca en un lugar iluminado (sin sol directo), y algo más frío, y enseguida aparecen los primeros primordios (que serán las futuras setas), rompemos la bolsa en donde aparezcan y crecerán rápidamente.

El proceso se puede repetir indefinidamente
Próximamente publicaré otra forma de reutilizar los kits.

 
Espero que os sea útil y comentéis vuestras experiencias.